La legislación costarricense no reconoce la propiedad social en ninguna de sus expresiones, la división jurídica de la vida solo reconoce la propiedad privada y la propiedad pública, entendida como estatal. Así que lo público-social fuera del Estado no existe, el lugar donde suceden las experiencias de vida comunitaria.
La ruptura del tejido social que ha generado 30 años de neoliberalismo, la subjetividad consumidora